13 de marzo de 2011

The willingness to take a step after another

El Barcelona ha empatado con el Sevilla, el Madrid sigue detrás de él y Olmedo, dando una clase magistral, ha ganado el europeo en pista cubierta. Yo he ido y he vuelto a Granada. He visto a la gente pasear sin merecerlo los colores de mi tierra por palcos, teatros y elegantes restaurantes una vez más. La Alhambra me volvió a enseñar su belleza, no sin una noche pasada por cerveza y risas junto a la compañía que más me gusta. Mi hermano Manolo es ahora un año más viejo y quizás tenga el mismo pelo que ayer, aunque él no lo crea. El perro de mi hermano Javi crece a tal ritmo que ya mismo podré aprender a montar a caballo. Mientras, durante todo este tiempo uno sigue pensando que el esfuerzo, la voluntad y la perseverancia son rasgos característicos de un camino fructífero. Quiero y sigo pensando que sí. He descubierto a Gautman, y he abandonado a Pèrec y a Llosa. A Lorca ya ni lo recuerdo y JJPB me lo crucé la otra noche en una pantalla de ordenador entre bañadores y fotografías en blanco y negro. La arquitectura es tan fría que no ha recompensado a nadie, y en los últimos años no hace más que trazar una gruesa línea entre aquello era y aquello que será. Grandes amigos abandonan esta tierra lastrada y baldía que no otorga ni siquiera el aire necesario para sobrevivir. Aunque Marx me abandonó siempre pensaré en aquella premisa tan hermosa, la de la honradez. La música permanece tan callada, que ni el mismísimo John Cage puede sorprenderme con este silencio. Aún añoro aquellas horas mirando fijamente las teclas, como trazos en un papel satinado que me enseñaban a concentrarme y repetir una y otra vez un pequeño fragmento hasta hacerlo cuasi perfecto. El sol lleva días de fiesta, al menos eso pienso pues el cielo no brilla y llora con bastante fuerza. Sin embargo, cada mañana es diferente y a pesar del sueño, y con frecuencia excesiva la desazón, me siento sobre mi silla agotada para repetir trazos apelusados que estoy obligado a aprender. Sigo siendo fiel y por eso sigo estando por aquí, a pesar de todo la lucha siempre será propia y será esa la única forma de vencer. Porque los que abandonaron el barco sucumben en la niebla sin dejar rastro. Afortunadamente, el Sr. Michael Robinson sigue hablando mal, y aunque pueda parecer poco, ya es mucho.
Como en las últimas entradas aquí os dejo un vídeo que me enviaron hace tiempo. Aún hoy al verlo limpiando el correo me ha gustado mucho. Quizás por eso he vuelto a escribir (y a pensar).

Destierros

Destierros
Esperaremos la posibilidad

En honor a un gran hombre

En honor a un gran hombre
Erase una vez un largo