30 de abril de 2013

Ad nauseam

Seguimos corriendo. Los días pasan y la barba crece, o al menos así me lo parece a mí y al espejo del baño. La vida lleva unos meses un tanto compleja, lo suficiente como para no dejarme pensar con claridad. Sin embargo, sigo entero y eso es lo que me importa. Ahora consumo el tiempo en colmar a mis sentidos, a pesar de que el tiempo lleva meses parado. A este paso no cumpliré más años.
Entre todos los nubarrones que empapan mis neuronas sigo saciando mis ganas de correr. El pasado veintiocho de abril llegaba el primer objetivo medio serio (a nivel popular) en lo que a carreras populares se refiere. Se celebraba la primera carrera del circuito IMD de Sevilla. Un circuito de cinco carreras de diez kms que cubre prácticamente la superficie completa del término municipal. Nunca he participado en todas y, en situación de standby, he decidido que ese será el objetivo de este año. Llevaba unas tres semanas y media de entrenamiento acumulados desde la carrera popular de San Juan, y aunque no tenía unas sensaciones geniales sabía que me encontraba bien. Quería hacer menos de cuarenta minutos. Ese sería el primer objetivo. Después de los entrenos realizados uno siempre tiene dudas. Decidí de antemano salir conservador, mucho tiempo sin correr un diezmil y no quería petar en el primero. Me pegue al globo de los cuarenta minutos y no me separé de él hasta el km 4, en ese punto el Garmin marcaba 4:00 min/km y para mí las sensaciones eran más que buenas, tenía la sensación de ir a trote, así que apreté un poquitín para ir por debajo de cuatro en el km 5. En ese punto más o menos me aparece la compañía, tan agradable en estos de casos, de un buen colega, ya no nos separaríamos más. La verdad es que jamás he tenido tan buenas sensaciones corriendo, si tengo que poner un pero me remito a mi espalda, que aún sigue dando algún dolor y que en determinados momentos suelta algún calambrazo un poco raro, por lo demás, genial. Mi idea era llegar al sietemil a un ritmo de 3:55 y allí apretar un poquito para estar lo más cerca posible de 39 minutos. Así fue. En el sietemil pasé con un ritmo de 3:55 clavado y poco a poco fui apretando hasta llegar al km 9 a 3:52, eso sí, del ocho al nueve apreté más de lo necesario y el último km pudo ser una gozada. Al final 39:04 y unas sensaciones geniales. Disfruté muchísimo, conseguí el primer objetivo y me quedó la duda de apretar más, sinceramente creo que hubiera podido, pero bueno, cosas de la cabeza que te hacen ser reservón. Dentro de tres semanas tengo la próxima, allí estará la compañía de mi hermano Carlos, que tan bien corre y tan alto pone el listón, pero estoy seguro que viendo mis mejorar corriendo estará algo asustado. Cada vez me aproximo más a sus marcas. La idea es mejorar corriendo, transferir tiempos y ritmos del dosmil y del milqui a distancias mayores y además hacerlo disfrutando. Parece que voy por buen camino.
Como curiosidad, la carrera acabó en la pista de San Pablo, allí corrí el milqui de la oposición, allí sufrí mucho a las 16:30 de hace casi un año, aún sigo a la espera, en standby. Esperemos que quede poco. Mientras tanto seguiré compartiendo el tiempo con esas personas que lo merecen, con mis libros y mis pensamientos y seguiré aplicando el dicho de Chema Martínez  "No lo pienses, corre."


Destierros

Destierros
Esperaremos la posibilidad

En honor a un gran hombre

En honor a un gran hombre
Erase una vez un largo