13 de junio de 2013

Más que el agua

Esta entrada no es mía, se trata de un artículo que he leído hoy por la mañana. Después de meses escuchando comentarios banales sobre el asunto hoy, por fin encuentro a alguien que lo explica con una claridad que abruma. A estas alturas muy pocos son los que no comprenden las diferencias del asunto, pero aún siguen siendo muchos los que no las quieren entender. Esperemos que el sentido común se termine imponiendo.
Fuente: Diario Digital de Menorca
Autor: Miguel Sintes Coll. Arquitecto y Presidente de la demarcación de Menorca del Colegio Oficial de Arquitectos de las Islas Baleares.

En estos últimos meses parece que el Gobierno del Estado prepara una nueva ley de Colegios y Servicios Profesionales (LCSP) que está provocando una tormenta de truenos y relámpagos sobre el sector profesional. Una más, causada por los vientos turbulentos del Ministerio de Economía y Competitividad.
Sus argumentos repetitivos y materialistas están basados, como no, en el concepto de competitividad económica haciéndonos creer que estas reformas estructurales provocarán un abaratamiento de servicios en beneficio del consumidor salvando al país del despilfarro económico del sector público y la corrupción. Ánimos.
Pero todavía hay más, invocan directrices Europeas inexistentes y rompen acuerdos acordados en 1999 en una Ley de Ordenación de la Edificación ( LOE) en el caso que nos ocupa.
Ya va siendo hora que alguien explique a alguien que la crisis no la ha provocado la burbuja inmobiliaria o la especulación urbanística, la crisis nace de la burbuja crediticia que nos vendió lo que ahora nos quieren quitar.
Parece, digo, porque todo esto es un desorden, que el borrador de esta Ley pretende enfrentar a arquitectos e ingenieros en una subasta pública de objetos embargados. ¿Quién será el mejor, más eficaz, más competitivo, más barato para construir un edificio, el ingeniero o el arquitecto?.
Doy marcha atrás mentalmente y pienso….. cuando decidí irme a estudiar a la universidad recuerdo haberme informado de los planes de estudio, las asignaturas, las salidas profesionales, en definitiva, cuál sería mi trabajo en la sociedad.
Y ahora me acuerdo de que si estudiaba arquitectura, mi formación se dirigía hacia conocimientos de la historia del arte en general y en particular de nuestro patrimonio, de la estética, del urbanismo, de la obra de grandes arquitectos contemporáneos, del proyecto arquitectónico integrado en su entorno y adaptado a la vida social, y menos a las instalaciones y gestión, un poco más al cálculo de estructuras en la edificación y bastante a la construcción.
En cambio si estudiaba ingeniería, las matemáticas y la física, antes no había informática, eran durillas, el cálculo, la mecánica, instalaciones, algo de edificación industrial. Mi futuro era la innovación tecnológica.
Al final elegí y me matriculé en arquitectura. Tal vez me equivoqué, puede ser, tal vez hubiera podido estudiar veterinaria para curar enfermos paliativos o medicina porque me gustaban mucho los animales.
Cuando leo en algunos artículos y oigo algunos comentarios, que los arquitectos y los ingenieros, según este borrador de Ley, tendrán las mismas atribuciones, o que ya era hora que les quitaran el privilegio a los arquitectos, solo puedo pensar, educadamente, que estas personas que escriben o comentan tienen un desconocimiento total de la vida real y no han salido de la oficina de control presupuestario de los ministerios.
Arquitectos e ingenieros son compatibles, se complementan y pueden formar un conjunto de trabajo importante porque cada uno aporta sus conocimientos aprendidos de base en sus universidades correspondientes. Igual que la medicina investiga con animales para la curación de enfermedades humanas.
La LOE establece las reservas de actividad para cada profesional según sus conocimientos. Pero al parecer esto no gusta a la república independiente del Ministerio de Economía.
Sr. Guindos: no todo en la vida es economía. Su propuesta solo va a provocar un deterioro de la calidad arquitectónica del país, por cierto, reconocida internacionalmente, y un conflicto permanente en el sector, ya muy castigado por la crisis.

Pd.- Cada uno que reflexione a su manera, la conclusión es bien sencilla.

4 de junio de 2013

Crónica de una "petada" anunciada

Con todos mis respetos a D. Gabriel García Márquez, la carrera del pasado dos de junio en el parque María Luisa merece este apelativo. Esta era la tercera carrera a la que me enfrentaba desde que decidí que iba a intentar mejorar mi marca de diezmil y, madre mía como ha sido. Después de dos carreras muy, pero que muy cómodas esta se perfilaba como la primera prueba de fuego. El objetivo era hacer la carrera en poco más de treinta y siete minutos y ... no pudo ser. Ahora tengo montones de excusas, el ritmo inicial, la desplanificación y el descontrol en las dos últimas semanas, la falta de motivación, etc, etc, etc... Al menos puedo decir que lo intenté. 
El día comenzaba regular, las sensaciones no eran muy buenas y notaba algunas molestias desde días atrás en la zona lumbar, algo que por otro lado lleva instalado en mí desde hace unos meses. El ambiente era magnífico y por momentos me convencía de que la mañana iba a ser muy productiva, y así fue. Caliento muy poco, apenas unos siete u ocho minutos para colocarme en las primeras filas de la salida y, primera cagada, la gente que ha calentado más que yo se coloca justo delante, lo que me hace volver a salir más retrasado de lo que pretendía. Me digo -no te preocupes, ahora aprietas el primer mil y punto- y así fue, nada más sonar la bocina a tope, primer mil volando y sensaciones de ser una pluma, paso a un ritmo de 3:27 y parecía que iba genial, adelanto hasta que veo que me esto sentenciando y decido bajar un poco. Es aquí donde aparece el problema, por detrás me cogen un grupeto de unos siete que van volando y pienso que puedo ir con ello. Al menos lo intenté, repito. Voy hasta el km cuatro sin mirar ni una sola vez el reloj, en ese momento me encontraba muy bien, me da por mirar y veo que la media es de ¡3:41!, aprieta que bajas de treinta y siete (risas en mi mente). Empiezo a notar algo de calor y alguna molestia en el tobillo izquierdo, que empieza a indicar que las zapatillas están sobre-explotadas. El km cinco la paso cual liebre que escapa de un galgo, ni agua, ni reloj, ni curva, ni nada, a tope y con más ganas de llegar que otra cosa. Lo que no he percibido es que me queda la mitad de la carrera. En el km seis, a un ritmo de 3:42 decido bajar un poco, estoy excesivamente molesto y la respiración empieza a ser la de una caja rota. En el siete soy un medio cadáver, incluso pienso que no podré llegar, algunos calambre y madre mía, el ritmo va ya por 3:47 en solo dos kms... bajo radical el ritmo durante unos quinientos metros, el garmin de mi hermano lo demuestra y en el ochomil y pico me decido a dar lo poco, muy poco, que me queda. Al final 38:56 y un ritmo de 3:50. No he mejorado pero he salvado los muebles. No es poco dadas las sensaciones de cuatro kms atrás. Conclusiones varias, no cambiar mi estrategia más, lo ideal es ir de menos a más, y no al contrario. La siguiente es que puedo hacerlo a 3:40, sólo hay que planificarlo y mentalizarme mejor. La tercera, a pesar de la petada mundial muy contento, porque lo intente después de mucho tiempo y porque me sirve para mantenerme motivado. Ahora descansaré una semanita de correr, me dedicaré a la btt y después... más, mucho más.

Destierros

Destierros
Esperaremos la posibilidad

En honor a un gran hombre

En honor a un gran hombre
Erase una vez un largo