Esta entrada no es mía, se trata de un artículo que he leído hoy por la mañana. Después de meses escuchando comentarios banales sobre el asunto hoy, por fin encuentro a alguien que lo explica con una claridad que abruma. A estas alturas muy pocos son los que no comprenden las diferencias del asunto, pero aún siguen siendo muchos los que no las quieren entender. Esperemos que el sentido común se termine imponiendo.
Fuente: Diario Digital de Menorca
Autor: Miguel Sintes Coll. Arquitecto y Presidente de la demarcación de Menorca del Colegio Oficial de Arquitectos de las Islas Baleares.
En estos últimos meses parece que el Gobierno del Estado prepara una
nueva ley de Colegios y Servicios Profesionales (LCSP) que está
provocando una tormenta de truenos y relámpagos sobre el sector
profesional. Una más, causada por los vientos turbulentos del Ministerio
de Economía y Competitividad.
Sus argumentos repetitivos y materialistas están basados, como no, en
el concepto de competitividad económica haciéndonos creer que estas
reformas estructurales provocarán un abaratamiento de servicios en
beneficio del consumidor salvando al país del despilfarro económico del
sector público y la corrupción. Ánimos.
Pero todavía hay más, invocan directrices Europeas inexistentes y
rompen acuerdos acordados en 1999 en una Ley de Ordenación de la
Edificación ( LOE) en el caso que nos ocupa.
Ya va siendo hora que alguien explique a alguien que la crisis no la
ha provocado la burbuja inmobiliaria o la especulación urbanística, la
crisis nace de la burbuja crediticia que nos vendió lo que ahora nos
quieren quitar.
Parece, digo, porque todo esto es un desorden, que el borrador de
esta Ley pretende enfrentar a arquitectos e ingenieros en una subasta
pública de objetos embargados. ¿Quién será el mejor, más eficaz, más
competitivo, más barato para construir un edificio, el ingeniero o el
arquitecto?.
Doy marcha atrás mentalmente y pienso….. cuando decidí irme a
estudiar a la universidad recuerdo haberme informado de los planes de
estudio, las asignaturas, las salidas profesionales, en definitiva, cuál
sería mi trabajo en la sociedad.
Y ahora me acuerdo de que si estudiaba arquitectura, mi formación se
dirigía hacia conocimientos de la historia del arte en general y en
particular de nuestro patrimonio, de la estética, del urbanismo, de la
obra de grandes arquitectos contemporáneos, del proyecto arquitectónico
integrado en su entorno y adaptado a la vida social, y menos a las
instalaciones y gestión, un poco más al cálculo de estructuras en la
edificación y bastante a la construcción.
En cambio si estudiaba ingeniería, las matemáticas y la física, antes
no había informática, eran durillas, el cálculo, la mecánica,
instalaciones, algo de edificación industrial. Mi futuro era la
innovación tecnológica.
Al final elegí y me matriculé en arquitectura. Tal vez me equivoqué,
puede ser, tal vez hubiera podido estudiar veterinaria para curar
enfermos paliativos o medicina porque me gustaban mucho los animales.
Cuando leo en algunos artículos y oigo algunos comentarios, que los
arquitectos y los ingenieros, según este borrador de Ley, tendrán las
mismas atribuciones, o que ya era hora que les quitaran el privilegio a
los arquitectos, solo puedo pensar, educadamente, que estas personas que
escriben o comentan tienen un desconocimiento total de la vida real y
no han salido de la oficina de control presupuestario de los
ministerios.
Arquitectos e ingenieros son compatibles, se complementan y pueden
formar un conjunto de trabajo importante porque cada uno aporta sus
conocimientos aprendidos de base en sus universidades correspondientes.
Igual que la medicina investiga con animales para la curación de
enfermedades humanas.
La LOE establece las reservas de actividad para cada profesional
según sus conocimientos. Pero al parecer esto no gusta a la república
independiente del Ministerio de Economía.
Sr. Guindos: no todo en la vida es economía. Su propuesta solo va a
provocar un deterioro de la calidad arquitectónica del país, por cierto,
reconocida internacionalmente, y un conflicto permanente en el sector,
ya muy castigado por la crisis.
Pd.- Cada uno que reflexione a su manera, la conclusión es bien sencilla.