3 de agosto de 2011

Algo personal

La idea sigue siendo la misma, las ganas y el entusiasmo aún no han desaparecido y los piratas que nos gobiernan de momento no me aniquilan. El verano ya va camino del equinocio y la velocidad ahora será más que imparable. Empezamos a afrontar retos que si bien no presentan a priori grandes expectativas me aseguran motivación y seriedad para seguir trabajando. La mente a descansado durante un breve espacio de tiempo en compañía de la familia y de una tierra hermosa, Asturias. Allí en un pequeño pueblo de nombre Proaza hemos podido reír y disfrutar de la sinergia que genera estar con la gente que quieres. Han sido unos días estupendos para pasear en bicicleta, descender el Sella en Canoa, pasear por Covadonga y sus hermosos lagos y conocer la pulcra ciudad de Oviedo. Después de una breve semana el retorno más que difícil se hace complejo. Porque la rutina que obliga esta actividad es algo severa en la formas y poco o nada dúctil en el método. Así que no me queda otra más que disfrutar al máximo de un momento seco y aspero, pero que seguro que será fértil. En esta entrada, saldaré, o al menos dejaré constancia de una compañía lejana. Se trata de una amistad tan enquistada que será imposible librarnos el uno del otro. Ahora, por motivos ajenos, nos separan algo más de dos kms, pero es seguramente la distancia la que ha generado las ganas de seguir adelante en standby de un memorable retorno. Quizás fue más su origen lo que nos hizo conocernos, o quizás su peinado tan favorable a hacerme sentir mejor, la cuestión es que las horas, los días y las semanas se sucedieron disfrutando, discutiendo y trabajando en un lugar que no nos devolvería casi nada, o que quizás nos lo devolvió todo. Hay que ser Palestino para ser como es él, saber mal hablar, y seguramente ser un gran arquitecto para poder pretender tener razón incluso bajo conocimiento del error. Pero él sencillamente es así. Quedan pocos en este planeta como él, muchos son sus paisanos y día tras día luchan por no caer en el olvido de una invasión encubierta por los poderes políticos que nos gobiernan, estoy seguro de que la historia, que siempre intenta ser justiciera, os devolverá todo lo que os está robando en forma de lágrimas de sangre y tierra dorada. La distancia, el agua, el tiempo y el recuerdo no son más que palabras que nos deben algún café, y estoy seguro, que mi tierra, a la que tan bien te acogiste y que tanto te quiere y te añora te abrirá de nuevo los brazos para que nos enseñes lo poquito que estarás aprendiendo. Ahora hay una foto, y unas pocas palabras con más sentimiento que sentido, quizás no pudiste estar ni en Asturias, ni en la Alameda, pero siempre andarás por los paneles que guardo en esas carpetas manchadas por el polvo.

2 comentarios:

Jam Afana dijo...

Creo que los dos somos de poco expresar nuestros sentimientos pero entre tu y yo tenemos una amistad que a mi me cuesta expresar.
Un brazo desde la Lejanía

Ahastari dijo...

Yo te doy una pierna,jejejeje. Un "brazo" amigo.

Destierros

Destierros
Esperaremos la posibilidad

En honor a un gran hombre

En honor a un gran hombre
Erase una vez un largo