4 de enero de 2011

Queridos Reyes Magos...

El tiempo se hace incontrolable algunas veces. Aunque el ansia de controlar a zeitgeist me persigue desde hace demasiados años no he conseguido a día de hoy sintetizar todos los impulsos descontrolados e inesperados que provoca. Aún así me siento satisfecho del control ejercido en otros campos y de la mejora en ciertas propiedades que las personas, al menos en mi caso y secundado por Lawrence Kohlberg, mejoran con lentitud pero con constancia. La época es propicia para la reflexión y los argumentos, pero también es apta para la firmeza, la decisión y la expectativa. Comienza el año y lo hace con una enumeración de retos muy concreta, quizás la mas escueta de todo este tiempo, pero sin duda alguna la más inquietante, motivante y emotiva. No sólo por lo que puede suponer sino porque el hecho de enfrentarme a un enemigo diferente me conmueve y me excita. Quizás, porque lo desconocido sea como bien dice Voltaire la energía de activación de aquello que llamamos casualidad y porque siendo coherente conmigo mismo, cada día siento menos a ciertos fantasmas del pasado. Mañana será una noche especial, como cada año esos tres hombrecillos, desgraciadamente algo desplazados por el hombre de rojo, saldrán a la calle con sus disfraces y sus caramelos, con sus regalos y sobre todo con la ilusión. Algunos años atrás no sentí las ganas de pasear en una noche tan bonita, pero este año, viendo que me han traído todo lo pedido tengo la necesidad de ir y de ver como sobre todo esos pequeños hombrecillos que en los rugrats tan bien se representan, se adueñan del espacio arquitectónico por excelencia, la calle. Aunque Piaget tiene razón, afortunadamente no todo está escrito, así que días como mañana todos podemos disfrutar, reír y recordar como pasábamos las noches en vela, con las trampas ya puestas para atraparlos y con las ganas de ver amanecer entre papeles de regalos. Mi carta este año, como ya he dicho, es breve, y aunque lo sencillo es aparentemente fácil no creo que sea así. Por este motivo este año he escrito esta carta aquí, para re-leerla dentro de trescientos sesenta y cinco días y poder frenar en seco, y entonces, recordar lo que pedí y lo que encontré, lo que la casualidad me deparó y lo que la aventura y el tiempo me enseñaron. Ya he vuelto a entrenar, a estudiar y ahora a disfrutar aprehendiendo algo nuevo, revisando cada día lo que aprendo para no olvidarlo nunca y para tener presente, que si en algún momento me siento fatigado será ahí cuando tenga que recordar lo que pedí, porque solo con análogo comportamiento podremos continuar hasta la meta.
La imagen es de las minas de Rodalquilar, un pueblecito pequeño de la provincia de Almería en la zona del Cabo de Gata. Allí me refugié un par de veces para disfrutar y sonreír, y como no para cargar las pilas de energía. Me gusta por muchos motivos, y uno de ellos es que invita a ser observada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu pídele a los reyes magos todo lo que deseas que al ser mágicos poco a poco te lo irán regalando.

Tortuga dijo...

...y yo que pensaba que con el regalo que yo te he heco tenias suficiente...sigue asi, que siendo bueno los reyes traen todo, aunque a veces se equivoquen de talla o modelo, tarde o temprano el que es bueno tiene lo suyo. Animo y fe, mucha fe.

Jesús dijo...

Me temo que solo use esa noche mágica y especial para tomarme un número excesivo de copas.

Espero que cuando reeleas la carta el balance sea bueno.

Destierros

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Esperaremos la posibilidad

En honor a un gran hombre

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Erase una vez un largo